«Queridísima Iglesia de Cristo, en el Sur de Chile,
Los pastores de la Diócesis del Sur queremos saludarles muy cariñosamente deseando que el Señor los bendiga junto a sus familias. Les escribimos esta carta pastoral como parte del cuidado del rebaño de Dios que Él ha puesto bajo nuestra responsabilidad.
Creemos que es evidente que como nación estamos viviendo momentos difíciles, confusos y hasta violentos; y no nos referimos solamente a la lucha contra la pandemia del Covid, sino también a la situación política, social y moral que está atravesando nuestro amado Chile. Sin duda, en la gente hay malestar debido a que muchos problemas sociales no han sido resueltos, sumado a injusticias que se arrastran desde hace muchos años; sin embargo, también vemos que hay sectores que, en vez de ayudar a encontrar una solución, hacen todo más difícil aumentando así el nivel de frustración de la población. A todo eso hay que agregar un asunto no menor, y es que esta crisis múltiple que enfrentamos ha dejado al descubierto la ausencia de líderes políticos y morales, como los que hubo en otros momentos del pasado, que puedan ayudar a confrontar, guiar y animar las necesarias conversaciones que hay que tener para llegar a un acuerdo social y político.
Como cristianos, nada de esto nos debe sorprender. Sabemos que el problema del ser humano tiene como base su rebelión contra Dios y Su Palabra, y se refleja en diferentes comportamientos y actitudes que hacen que la vida en sociedad sea más difícil. Cuando situaciones como estas pasan, irremediablemente los seres humanos buscan un cambio, un cambio político y social con la esperanza que todo mejore y es posible que algunos de esos cambios ayuden a mejorar la situación por un tiempo, pero sabemos que los problemas volverán ya que el verdadero problema está en el corazón de la humanidad.
¿Cuál es nuestra mirada de Chile en estos momentos? Vemos a nuestra sociedad confundida, frustrada y enojada. Vemos a los líderes políticos, morales y comunicadores sociales, buscando soluciones, pero parece que nadie puede dar con la verdadera respuesta a las necesidades de Chile ¿Por qué? Porque la respuesta está en la Biblia y ella es volverse a Dios en arrepentimiento y fe, poniendo nuestra total confianza en la perfecta obra de Cristo y orar para que el Espíritu Santo cambie nuestro corazón, nuestra forma de pensar y afecte nuestras emociones. Solo Jesús puede cambiar el corazón de los chilenos, ya que Él cambia vidas y aún sociedades enteras. Jesús es el Hijo de Dios que ha vencido el poder del pecado que domina el corazón humano que está lleno de egoísmo. Dios, en el pasado, ya hizo un gran avivamiento que transformó las raíces de esas sociedades y aún ahora varios siglos después se puede ver el efecto de ese poderoso movimiento de Dios llamando a hombres y mujeres, jóvenes y viejos, de derecha o de izquierda a arrepentirse de sus pecados y volverse a Dios de todo corazón y con toda pasión.
Teniendo todo esto en cuenta, como pastores de las iglesias queremos hacer un llamado a todos los miembros y asistentes de nuestras congregaciones a tener dos semanas de oración por Chile, pidiendo al Señor que tenga misericordia y que conmueve nuestros corazones al arrepentimiento. Queremos que durante esos quince días apartes quince minutos para orar por Chile; si lo hacen en familia los queremos animar a que en este tiempo de oración se incluya a los hijos. Es importante que ellos puedan ver a sus padres dirigiéndolos en oración por las necesidades de la nación. Pensamos que es mucho mejor que cada persona o cada familia decida cuando es el mejor tiempo para apartar esos quince minutos de oración. Puede ser antes o después de algunas de las comidas, en la mañana o en las tardes después del horario del trabajo, eso va a depender de la rutina de cada persona o cada familia.
Este es el calendario que sugerimos con el tema principal de oración por día:
Al terminar esta carta viene a nuestra memoria las palabras del apóstol Pablo cuando escribe su carta a los Filipenses (4:6-7) y les dice: «Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús”.
La oración es un privilegio y un deber, pero pensamos que también debería ser nuestra pasión y una alegría ya que nos permite hablar con nuestro Padre Celestial, el Señor creador y sustentador de todo, sabiendo que por Cristo Él está atento a nuestras oraciones y tiene el poder para intervenir, ahí cuando nuestras fuerzas no alcanzan.
Como sus pastores En el amor de Jesús oramos para que este llamado nos mueva a todos en la Diócesis Anglicana del Sur de Chile a orar juntos a nuestro buen Padre celestial, por el bien de nuestro amado Chile.
En el amor de Jesús,