«Queridos hermanos,
Quiero compartir con ustedes algunos pensamientos que he tenido últimamente.
Que duda cabe, que estamos viviendo en tiempos extraños con varias cosas pasando; pandemia de Coronavirus, una total confusión política, una clara decadencia moral y cívica de la sociedad, con muchas dudas acerca del futuro económico no sólo de la nación, sino también de las familias.
En estos últimos meses me ha tocado hablar con varias personas que no son cristianas, algunos de ellos familiares míos, que hasta ahora habían demostrado nada o muy poco interés en las cosas espirituales haciéndome muchas preguntas acerca de lo que está pasando, del ser humano, de Dios etc.
Esto no es algo que ocurre sólo en Chile, porque estas mismas preguntas están en muchísimas personas en todas partes, especialmente en lo que llamamos el “Mundo Occidental Cristiano”.
Todo esto lo podemos ver desde dos lados: Por una parte, creo que Dios está “apretando las tuercas” (perdón por el termino coloquial) al ser humano, mostrando claramente que no hay ninguna persona, sistema, político, educación, salud, etc. en lo cual vale la pena poner la confianza o añorar como algo seguro. No hay y nunca ha habido seguridades fuera de Cristo y al final todo es nada más que, “vanidad de vanidades” (Eclesiastés 12).
La otra forma de ver todo esto, que es como tenemos que verlo, es que este es un magnífico tiempo donde Dios está obrando con extraordinaria gracia y amor en la vida de muchos. Claramente el Señor está usando estas circunstancias para tocar el terco corazón de personas, que a lo mejor por primera vez en sus vidas se están haciendo preguntas muy serias, acerca de su estilo de vida y el sentido de la misma.
Es por esto, que tenemos la oportunidad de vivir tiempos magníficos para el Evangelio, que la Iglesia de Cristo no puede ni debe desperdiciar. Hoy es un magnífico momento para tomar ánimo, renovar nuestra pasión por Jesús y ser sus testigos a esta humanidad sin Dios y sin esperanza segura acerca de nada.
Esta es la razón de esta carta y de esta reflexión. Comenzamos un nuevo año 2021, que no necesariamente será más simple, más claro o más seguro que el 2020, pero lo que sí es absolutamente seguro, que Jesús es el Rey y él no ha renunciado a su trono, por lo tanto no hay nada que temer para nosotros, su pueblo.
Pero no sólo eso, este es el tiempo preciso para que tomemos un fuerte compromiso de aprovechar todas las oportunidades que se nos dan para hablar de Jesús, llamar al arrepentimiento y a volverse a Dios.
Al ser nuestros Servicios dominicales y otras reuniones a través de las diferentes plataformas de Internet, se da una oportunidad magnífica para mandar los links o las invitaciones a amigos, familiares, vecinos para que participen con nosotros y escuchen el Evangelio.
Como dije, estos son tiempos únicos para el Evangelio y para el evangelismo… ¡¡Ánimo en el Señor!! APROVECHÉMOSLO como nunca antes.
Un fuerte abrazo a todos.»
Enrique Lago | Obispo Diócesis del Sur de Chile