Vivimos tiempos complicados. Si hace un año me hubiesen anticipado que en un futuro cercano habría un estallido social y luego viviríamos una pandemia que nos obligaría a cambiar nuestros hábitos, difícilmente lo hubiese creído. En épocas como esta muchos se preguntan por qué: “¿por qué está pasando esto?”; “¿cuándo terminará?”; “¿saldré bien de esto?” “¿y los míos estarán bien?”.
Quien no cree en Dios no puede esperar respuesta alguna, de hecho, ni siquiera tiene sentido que pregunte “¿por qué?” ya que, según él, no hay nadie que pueda contestarle. Sin embargo, para un creyente que ha experimentado el amor de Dios el preguntarse por qué puede ser un acto doloroso porque no siempre obtendrá una respuesta a esas preguntas y quizás se sienta navegando solo en medio del dolor y el sufrimiento. ¿Es así?
No, no es así, los creyentes sabemos que Dios está a cargo, sabe los por qué y los para qué de lo que nos toca vivir. Sé que esa respuesta no satisface a todos, y aún puede sonar a conformismo; pero para quien conoce a Dios ella es muy razonable ¿Por qué? Dios es amor: es Padre que cuida de los suyos, es Hijo que se entrega por otros, es Espíritu Santo que guía y consuela. ¿Qué es amar? es buscar el mejor bien para el ser amado y así es como actúa Dios. El apóstol Pablo, en su carta a los Romanos, muestra cómo actúa el amor de Dios: “sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito” (Rom.8:28).
¿Por qué pasa lo que pasa? Hay muchas razones; algunas son visibles a nuestros ojos: ejercer la fe que decimos tener; adquirir más paciencia y esperar en Dios; ser más misericordiosos con quienes sufren; ser más humildes; reconocer que no estamos al mando, etc. Otras veces no lo entenderemos; pero sí debemos saber que no estamos solos, ni a merced del azar, ni de los acontecimientos porque Dios nos ama y lo que vivimos, aunque no lo parezca, es para nuestro bien. En estos momentos recordemos que Dios está ahí, nos sostiene con Su amor, nos consuela en la aflicción y nos da esperanza para el futuro. Cuando Jesús está en nuestra barca ella no se hundirá.
Rev. Victor Silva | Iglesia Anglicana San Marcos, Valdivia.